Debe ser un ejercicio sumamente estimulante el inventar una nueva religión. El ponerte a imaginar y crear y escribir. Sobre todo escribir. Una religión no es nada sin un libro. Muchos aventurados lo intentan seguido, pero pocos con éxito. Asumo que se requiere la dosis correcta de narcisismo y fantasía que no abunda.
Por otra parte, es un negociazo. No pagan impuestos y la gente da dinero por gusto. Además, se sienten buenas personas al hacerlo. Muchas religiones surgieron, de hecho, como un vil negocio y nada más. El sistema de creencias es lo de menos. Lo importante era ganar billetes.
Es fácil burlarnos de religiones recientes, cuyas creencias suenan totalmente absurdas. Normalmente platicamos de lo que creen con una sonrisa condescendiente en el rostro. Pero si damos una pequeña revisión a cualquier clase de culto, no les faltan dosis de absurdo.
Y todas ganan dinero. Todas. ¿Cuándo se ha visto que el mayor líder de una religión viva en la pobreza? A veces, algunos profetas vivían en la absoluta pobreza, pero los que fundaron la religión basada en sus creencias nunca lo fueron.
Aún así, respeto mucho todas las creencias, por más absurdas que éstas me suenen. Yo también tengo las mías y no me causa gracia cuando se burlan de ellas: Creo en la ciencia. Tengo fé en ella. No me constan muchísimas cosas en las que creo, pero confío en los científicos que las publicaron.
Mientras que a muchos ateos que conozco les encanta crear polémicas en el facebook compartiendo imágenes en contra de la religión, no le veo ningún sentido. Es verdad, mucha gente religiosa harta al intentar imponer sus creencias a los demás. ¿Por qué cometer el mismo error?
El pensamiento mágico ha sido parte del ser humano desde que empezamos a caminar por este planeta. Con todos nuestros avances científicos, no se ha logrado erradicar. Quizá nunca se pueda.
En estos tiempos tan “posmo”, los cultos religiosos se han multiplicado. Es verdad, siempre existieron dioses para aventar pa’rriba, pero hoy hay cultos pequeñitos y variopintos para todos los gustos.
Ya viene el día de muertos, que tantos mexicanos defienden a capa y espada como una tradición mientras que desprecian el halloween. El dos de noviembre muchos pondrán altares con la creencia de que los muertos volverán al mundo de los vivos a comer la comida que les ponen ahí.
Claro, en realidad, pocos creen eso y lo hacen sólo por la tradición. Hay comida y con eso basta. Pero así veo yo la mayor parte de las tradiciones religiosas. Sólo que unas son más aburridas que otras.