El jueves pasado, en el CEARTE aquí en Ensenada, se inauguró una exposición de estudiantes de la facultad de artes de nombre “Vértices dispersos”. Todavía está en exhibición y durará ahí hasta el 8 de julio, así que todavía hay oportunidad para verla. Yo escribí el texto de sala y se los presento a continuación:
Tome usted una fuerte dosis de realismo y mézclela con fantasía. Considere el contexto local más inmediato y yuxtapóngalo a la grandeza del cosmos. Tome una pizca de infancia, juventud y madurez y desparrame creando una ligera capita encima del resto de los ingredientes. Sazone con abstracción y figuración al gusto. Elija vértices dispersos, aparentemente inconexos, e iniciaremos nuestra receta. Mencionaré algunos ejemplos, pero siéntase con la libertad de elegir sus favoritos.
“Yo y él, somos” de Elliot Blanco está cargada de simbolismos de la infancia. Remite a aquellos libros infantiles de cuentos, que al abrirlos brotan con imágenes de cartón que se levantan casi por arte de magia. Un niño se observa en un espejo, tan solo para ver a Mickey Mouse, en quien lentamente se transforma.
“Adolescencia” de Valeria Pérez refleja la transición de la infancia a la juventud. Ese periodo conflictivo, pero fascinante, donde el individuo todavía no está cocinado por completo y su potencial completo está todavía latente.
“Misterios del medio interestelar” de Javier Rivera nos transporta a una escala astronómica, donde el ser humano es irrelevante más que como espectador. Nos interroga sobre todo aquello que está ahí, pero que somos demasiado pequeños para conocer todavía.
La obra de Yoshio Arreola remite al contexto inmediato de San Quintín, donde la agricultura y la explotación van de la mano. Un sitio de trascendencia nacional y fascinante por sus fenómenos migratorios y mezcla cultural. Pero también un lugar con problemas y retos a ser resueltos.
Jordán Rodríguez Pacheco nos introduce a un mundo fantástico, mitológico, que no es carente de violencia. Una violencia que, a pesar de suceder en un contexto ficticio, tiene repercusiones en el mundo real.
Tome usted todos estos ingredientes, mezcle muy bien dentro de un cubo blanco. Permita que los diferentes temas y estilos se remojen, se entremezclen. Déjelos reposar cuando menos una hora dentro de su cabeza. Ésta es la receta para una capirotada cósmica.