Este sábado, la crítica de arte Avelina Lésper organizó un debate con grafiteros en el Museo de la Ciudad de México. El motivo fue un mural que afirmaba “Avelina Lésper me la pela”, delante del cual, de manera desafiante ella misma se tomó una foto y solicitó un debate en su blog: “Invito a los autores que tengamos un diálogo acerca de cuál es la finalidad de estas pinturas y sobre las diferencias de calidad entre ellas, en qué limite esto puede ser arte urbano o simple vandalismo”. El acalorado debate sucedió, pero al final del mismo, y saliendo del museo, una figura anónima le dio literalmente un pastelazo en la cara a Avelina.
Llevo varias semanas planeando una larga crítica hacia Avelina, pero debido a lo que sucedió tengo que adelantar unas cuantas cosas. El pastelazo ha sido mayor motivo de controversia que el debate mismo y quisiera, primero que nada, plantear mi postura: estuvo mal, estuvo pésimo. Estoy en desacuerdo con muchísimas cosas con ella, muchas de sus declaraciones son insultantes y definitivamente insultó a los grafiteros antes del debate: dijo que el graffitti es de subnormales y en un programa de radio los llamó “brutitos”. ¿Por qué confirmar sus afirmaciones? ¿Por qué no demostrar que se está por encima de manifestaciones infantiles? Ese pastelazo nos afecta a todos: si no se le condena, abre las puertas legitimarlo como respuesta aceptable a un desacuerdo.
Aclarado este primer punto, debo mencionar que vi el debate completo en YouTube y fue algo absolutamente lamentable. El nivel de argumentación manejado por ambas partes estuvo para llorar. La única intervención que creo que se salvó fue la de una muchacha del público que mencionó algo de su trabajo de posgrado, muy atinado, pero Avelina lo ignoró para volver a su cantaleta de siempre.
¿Cuál es esa cantaleta? La siguiente: el arte es la pintura y la escultura, fuera de eso, todo es un fraude, no comunica nada y es imposible analizarlo estéticamente. La argumentación de Avelina parte siempre de esa conclusión, busca evidencia a su conveniencia y descarta todo lo que no la apoye. Esto, por supuesto, no es un método para encontrar nuevas realidades y generar nuevos conceptos, es más bien un dogma. Disculpen ustedes que mencione algo tan obvio, pero hay que hacerlo cuando se habla de Avelina.
Aún así, su fama ha crecido muchísimo, y ese infame pastelazo seguramente la hará todavía más reconocida en el país. ¿Por qué una crítica de arte tan mala es tan famosa? ¿Por qué tiene espacios en la televisión, en diarios y medios? Hay varios factores, pero uno de los principales, pienso yo, es el fracaso de la educación artística en México.
Casi cada semestre imparto la materia denominada “Arte y educación”, y en ella pregunto a mis estudiantes su experiencia en educación artística. Pocos tienen algo digno de mencionar: las clases son mediocres, de manualidades, impartidas muchas veces por personas sin experiencia o conocimiento, si es que la clase se imparte en absoluto. En otra materia, mando a mis estudiantes a que averigüen en escuelas lo que se hace sobre educación artística para proponer alguna solución. En una escuela les dijeron que “no habían tenido tiempo de abrir el libro de artísticas” ni una sola vez en todo el ciclo escolar. ¿Por qué? Por que hay materias más importantes (matemáticas y español) que son las que se evalúan en los exámenes estandarizados.
Aún así, estos jóvenes con educación deficiente, mucho desconocimiento, y en ocasiones sin haber entrado nunca a un museo ni galería, deciden dedicar su vida a las artes. Es un verdadero milagro. Los medios desinforman sobre las artes, normalmente son motivo de burla, y también el desinterés de la sociedad en general. Esto es responsabilidad de muchos, incluyendo la Secretaría de Educación Pública y la Secretaría de Cultura, y han hecho muy mal trabajo. Incluso cuando he comentado que quiero escribir sobre Avelina, muchos me dicen que no “pierda el tiempo” con ese tema, pero guardar silencio es darle más voz.
Si nadie educa a la gente en las artes, ni siquiera los intelectuales que tenemos en el país, ¿quién lo hará? La figura más digerible, simplona y literal. En este caso Avelina está llenando el hueco que queda. A la gente le gusta el arte, hay inquietud de la población, quieren respuestas y si alguien sabio no las proporciona, llegarán figuras autoritarias y dogmáticas a hacerlo. Esto no sólo sucede en las artes, sucede en cualquier campo donde se den los mismos fenómenos.
Avelina es una figura divisiva: no ayuda a que los artistas se unan ni a que trabajen juntos. Todo lo contrario: crea bandos imaginaros enfrentados porque ella lo dice. En este sentido me recuerda muchísimo a FOX News o Alex Jones en Estados Unidos y la polarización que se está dando en el territorio político, y que ha culminado en la victoria de Donald Trump. No se debe pensar en bando dicotómicos, no hay “malos” ni “buenos” en este mundo. Pensar así es infantil, dar un pastelazo y decir: “ella empezó” es caer en su juego.
Lean ustedes libros de crítica de arte real, libros reflexivos, ensayos que nos engrandecen como persona. Lean “Vanguardia y kitsch” de Clement Greenberg, un texto de 1939 que ya hablaba de problemas que Avelina aún considera nuevos. Otro recomendable es “Arte y objetualidad” (1967) de Michael Fried, donde se tratan temas que Avelina trae a la mesa como novedades. Lean también “The state of art criticism” (2008) de James Elkins y Michael Newman, donde varios críticos de arte debaten sobre lo que es y podría ser la crítica. Imaginen a Avelina en esas mesas redondas e intenten no morir de risa. Hay muchos, y también hay figuras importantes mexicanas como Teresa del Conde, Raquel Tibol y Jorge Juanes, de quienes podemos aprender mucho, formar nuestro propio criterio, coincidir y no sin necesidad de ira.
Hace poco, en su blog, Avelina escribió un poco sobre los gatos. No denigró a nadie y fue algo positivo y hasta digno de leer. Muy bien por este texto: Avelina, ¿no puedes seguir escribiendo mejor sobre gatitos?
Pronto publicaré un análisis sobre el libro “El fraude del arte contemporáneo” de la misma autora. Por el momento quería hablar sobre el pastelazo y mi postura al respecto.