El director de cine Stanley Kubrick revolucionó se medio de muchas formas. Aún hoy, después de ver sus películas una y otra vez, sigo encontrándoles nuevos mensajes y nuevas interpretaciones. Las disfruto más y más con el paso del tiempo. Uno de los aspectos que trabajó de forma más innovadora fue la música. Es imposible no recordar las piezas musicales que eligió para ciertas escenas icónicas.
Kubrick transformó la forma en que se utilizaba la música en las películas. Antes que él llegara a escena, casi todas las bandas sonoras eran “melodramáticas”. Es decir, el sentimiento de la música acentuaba el sentimiento en la trama. Si la escena era triste, la música sería triste también. Si la escena contenía acción, la música sería agitada. Además, en ocasiones se incorporaban números musicales tradicionales, donde los personajes cantan y a veces bailan.
Pero las películas de Kubrick utilizaban música alegre en escenas totalmente trágicas, o quizá la música nos estaría proporcionando información extra para la interpretación de la historia. Casi nunca tuvo bandas sonoras originales, más bien reutilizaba música preexistente y le daba un nuevo significado.
Les presento aquí una lista de mis canciones favoritas de cada una de sus películas. En realidad, decidí iniciar con Dr. Strangelove, que considero su primera gran obra maestra, e ignoré su filmografía temprana, ya que considero no desarrollaba aún esta sensibilidad musical de la que les hablo. Vamos allá:
Strangelove (1964) – We’ll meet again
Esta canción queda perfecto con los tiempos en que vivimos hoy, con una pandemia que amenaza nuestras vidas y nuestro orden social. En la película “Dr. Strangelove”, el planeta sufre la posibilidad de aniquilación nuclear por culpa de la guerra fría. Lo siento por revelar el final de esta comedia negra, pero la humanidad pierde. La escena final muestra un montaje de explosiones nucleares que destruyen nuestro mundo, mientras suena la balada romántica “We’ll meet again” de Vera Lynn.
El yuxtaponer una balada romántica que dice que “quizá nos encontremos de nuevo un día soleado” ante la extinción de la raza humana es de una ironía exquisita. Deja una sensación agridulce que no eran tan común en las películas de la época. He aquí la escena en cuestión:
2001: A space odissey (1968) – El danubio azul
La película 2001 redefinió la ciencia ficción. Dejó de ser un género de bajo presupuesto generalmente dirigido a niños y se transformó en arte con todo derecho. Sin duda una de las escenas más impactantes de la película es el viaje a la luna por parte de uno de los personajes principales.
Otro director habría utilizado un soundtrack “del espacio”, como lo usados antes por The day the earth stood still, con instrumentos electrónicos y armonías modernistas. Sin embargo, Kubrick decidió utilizar una pieza súper conservadora en estilo: El danubio azul, famoso vals de Johann Strauss. De alguna manera, el uso de esta pieza ha logrado que la escena se mantenga vigente aún tantos años después.
A clockwork orange (1971) – Beethoviana
Dentro de la filmografía de Kubrick una de las que tiene el soundtrack más memorable es su obra maestra “Naranja mecánica”, que incorporó piezas clásicas pero también adaptaciones electrónicas por parte de Wendy Carlos. Sin la música, esta película no tendría la mitad de su impacto y podría convertirse en una vulgar película de explotación.
Pero incorpora piezas de Beethoven, Rossini, Purcell, Elgar y otros excelentes compositores, lo que demuestra el buen gusto del director. Además, el buen gusto de su personaje principal, Alex, que también es fan de la música clásica. Sin embargo, mi favorita de este filme es la adaptación que Wendy Carlos hizo de una marcha de Purcell, y que le puso de nombre Beethoviana.
Esta pieza podemos escucharla cuando Alex regresa a su casa, muy al principio de la película, y vemos su cuarto por primera vez. Aunque la escena en cuestión no está en YouTube, les pongo aquí el video con la música:
Barry Lyndon (1975) – Trío para piano no. 2 en mi bemol mayor
Pocas películas representan tan bien el siglo XVIII en Europa como “Barry Lyndon”. Este filme es el resultado de una extensiva investigación y atención al detalle, que originalmente estaban dirigidos a convertirse en una película sobre Napoleón, que nunca se materializó. Esto no evitó que Kubrick aprovechara esta preparación para crear una obra maestra de época, con increíble atención a la música.
En lo particular, mi pieza preferida es el trío para piano no. 2 en mi bemol mayor de Franz Schubert. Esta pieza suena cuando Redmond Barry conoce a la que será su futura esposa por conveniencia, ya que se casa con ella por dinero. Es un momento bellísimo y muy emotivo, y no es casualidad que la pieza en realidad sea un anacronismo. Este trío es ya del periodo romántico, tiempo después de los sucesos narrados en la película. Precisamente por esta decisión, la escena tiene mucho mayor impacto emocional.
Les dejo un video con la música y un montaje de diversas escenas de la película:
The shining (1980) – Midnight with the stars and you
Mi escena favorita de “The shining” es cuando el personaje de Jack Nicholson recorre furioso los pasillos vacíos del hotel Overlook. En un momento, escucha música a lo lejos, y al entrar en el salón de eventos, encuentra una fiesta fantasmal sacada de los años veinte. Sin pensarlo dos veces, se incorpora al festejo.
La pieza que suena en el fondo es la maravillosa canción Midnight with the stars and you, que no pudo ser elegida mejor. Esta pieza, lamentablemente, se ha transformado en un cliché, ya que otras películas la han utilizado en secuencias que hacen homenaje a esta película, y pretenden transmitir un sentimiento tétrico. Un ejemplo claro sería Toy Story 4, la secuela de The shining, Doctor Sleep.
Full metal jacket (1987) – Chapel of love
Otra yuxtaposición extraña de tono de música versus situación ocurre en la película “Full metal jacket”. En ella, unos soldados americanos en Vietnam discuten lo que significa estar en combate y matar a gente en la guerra, mientras suena la balada “Chapel of love” de las Dixie cups. Su discusión es interrumpida cuando los vietnamitas atacan sorpresivamente su base. He aquí la escena:
Eyes wide shut (1999) – Waltz no. 2
La última película que terminó Kubrick, “Eyes wide shut”, incluye un excelente vals de Shostakóvich. Este da la ambientación perfecta para el tono de la historia, que combina con la fotografía, escenarios y demás. Una gran pieza musical, que les dejo a continuación con un montaje de escenas del filme.
Y este es uno de los legados de Kubrick. Uno que nos durará por muchos años más todavía. Pocos directores tenían este tipo de talentos para elegir piezas musicales. Uno de ellos quizá sea Quentin Tarantino, y probablemente haga un escrito similar sobre él próximamente.
Si les gustó este escrito, hagan favor de difundir, ya que los malvados algoritmos a veces nos entierran en el más negro olvido. We’ll meet again.
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