Cuando inicié este espacio en Internet, pensé como muchos que por fin tendría un lugar donde desahogarme. Nuestros problemas cotidianos parecen tan importantes que a veces alivia la carga el saber que son compartidos por otros. O al menos que tenemos un público al tanto de nuestro sufrir y que toda nuestra miseria y desventuras sirven cuando menos de telenovela para algún desconocido.
Sospecho que en un principio así fue: en el blog relataba mis enfermedades de las vías respiratorias, mis hábitos alimenticios, la hora a la que me había despertado, lo que me hacía triste y feliz.
Agarré práctica, y aprendí a narrar mejor. Esto me ganó lectores y habilidad para mantenerlos atrapados. Pasé de LiveJournal a Blogger y mi visibilidad aumentó. Me reconfortaba ser leído, así que dejé de contar de mi vida cotidiana y traté temas de interés general. Muchas veces eran personales, pero no tanto como para ser incomprensibles para extraños.
Motivé a mucha gente a sacar un blog. Me gustaba leer lo que escribían mis amigos. Era una forma de conocerlos mucho mejor. Hasta la fecha, tengo en mi lector de feeds algunos blogs antiquísimos, que no se actualizan como desde el 2008 o 2009. Aún los revisito de vez en cuando. A través de ellos recuerdo tiempos mejores, con menos preocupación y más tiempo libre.
Hoy las redes sociales lo han capturado casi todo. He cerrado mi Facebook recientemente, quizá pronto regrese, pero necesitaba un respiro. Desactivar mi perfil de Facebook significa que nadie leerá los escritos de este blog. Poca gente se interesa por seguir los blogs manualmente, como antes, cuando entrábamos directo al URL de cada blog que te interesaba seguir.
Lo que más me duele es ya no poder sincerarme aquí. Hoy es muy arriesgado por diversos motivos: laborales, personales, familiares, etc. Revelar demasiada información personal en el pasado me trajo muchos problemas que desearía no tener de nuevo. Por eso me muerdo la lengua, o contengo mis dedos, a la hora de expresarme.
Pero lo extraño. Una que otra persona que conozco sigue escribiendo como antes, como si nadie leyera, como si no importara. Los envidio mucho. Intentaré ser más sincero, más aterrizado. Eso, por supuesto, significa más aburrido, más incoherente. Yo mismo me limito por que quiero que cada post sea genial y relevante. Eso me detiene muchísimo. Quizá si escribo sin pensar tanto, será igual de interesante que antes.
Pienso también en toda la gente que podría leer esto, y que no quiero que lo haga. Es como una ventaja injusta para ellos, el enterarse de muchas cosas que suceden en mi vida cuando yo no se nada de ellos. No sé, quizá es mi paranoia actuando.
Me he aislado mucho voluntariamente. No ha sido fácil, pero ha sido sano. Eso me da, un poquito, la confianza de ser sincero otra vez. He cambiado muchísimo, quizá me daba pena admitirlo, pero, ¡bah! El cambio es bueno. Muy bueno.
Así que, de ahora en adelante, escribiré otra vez como si nadie me estuviese leyendo, como si no hubiera mañana.
De todas formas quizá nadie me lee y quizá no haya mañana.
So, there…