Traigo en la cabeza una canción del nuevo disco de Camera Obscura. Es una banda “indie” de esas en donde cantan como si tuvieran mucha hueva y tocan en Coachella. Durante muchos años critiqué la música “indie” y grupos como ese, pero mírenme ahora escuchándola a cada rato. Oh, well… Ahora traigo barba malcrecida, lentes de pasta, tennis converse, gorritos y algunas camisetas “irónicas”. Si no me los hubieran robado, también utilizaría mis audífonos ridículamente grandes. Hace poco cargaba mi cámara digital para todas partes, tomando cuanta imagen se me atravezara enfrente, haciendo notitas de proyectos fotográficos y así. Pero ya no, porque también mi cámara ha sido robada. El punto es que uno siempre termina convirtiéndose en eso que odia. Como George Lucas.
A veces mediante las herramientas de los sujetos que uno odia, ocurre una transformación personal. Los grandes liberadores de países oprimidos terminan muchas veces convirtiéndose en terribles dictadores. Críticos de grandes religiones terminan fundando sectas que incurrien en corrupciones iguales o aún peores. Por algo esos individuos se ensañan precisamente con esas figuras de poder, porque ven su propio reflejo. Quieren quitarlos para colocarse ellos en su lugar. Quizá por eso criticaba tanto a los hipsters y demás, aunque todavía lo hago. Quizá por eso siempre decimos de nuestros archienemigos: “Él no es auténtico, yo sí lo soy”.
Aunque terminamos observando en el espejo el mismo reflejo de siempre.
New year’s resolution – to write something of value
New year’s resolution – to write something would be fine
All I ever wanted was someone to rely on
All I ever wanted was somewhere to call home
You offer a friendship I can not reciprocate
So don’t beg me, in a garden, for it not to end this way