Fui a ver la última película de Martin Scorsese con expectativas muy bajas, pero salí increíblemente decepcionado. Primero, una confesión: No me han gustado mucho sus últimas películas. Ni Pandillas de Nueva York, ni Los Infiltrados, ni Hugo… Me gusta El Aviador, pero cada ver siento que Marty no envejece bien como los buenos vinos, y se está transformando en vinagre.
Entremos en materia: En las primeras tomas de El lobo de Nueva York, el personaje principal alardea de su riqueza y su estilo de vida. Mientras aspira cocaína del trasero de una prostituta anuncia que ama las drogas. Un súbito sonido lo desconcierta. Voltea hacia atrás asustado, quizá es alguien, quizá lo están buscando. La paranoia se ve en su rostro. “¡Oh, sí!”, pensé yo, “este será el conflicto de la película”. Peeeeero… el personaje ignora la sensación y continúa con lo que estaba haciendo. Además, nalguea a la prostituta en el proceso.
Siguiente toma: El mismo personaje pilotea un helicóptero totalmente drogado. Pone en riesgo su vida y la de su copiloto. “¡Recórcholis!”, pensé de nuevo, “¡se va a matar!”. Peeeero… después de un pequeño golpe contra el suelo aterriza sin contratiempos. El copiloto lo felicita.
Flashback a su juventud. El personaje inicia su carrera como corredor de bolsa. Le comenta a un colega: “Si uno obtiene dinero y a la vez logra ganancias para su cliente, todos ganamos, ¿no?”. El colega responde: “No”. Así nomás, sin ninguna explicación ni argumentación. ¿Esta es toda la motivación para sus acciones durante las próximas tres horas? ¿Debo creer que el personaje principal se desmorona ética y moralmente y comienza su carrera de estafa? ¿Sólo por esa frase? Okay… continuemos.
El tipo aprende mañas y obtiene ganancias. Se asocia con gente no muy brillante pero igual de ambiciosa que él. Monta su pequeño imperio. Hay muchas drogas, tratan a las mujeres peor que objetos, estafan y estafan a mucha mucha gente (true story). Okay, no me está gustando mucho la historia, es trilladísima y la he visto miles de veces, pero supongo que esto no es todo lo que hay, ¿verdad?
Dos horas y media después sigo esperando algo diferente. Siguen las drogas, siguen las mujeres y siguen las estafas. Y se repite un millón de veces la fórmula del inicio: Acciones sin consecuencias. Los personajes nunca se enfrentan a ningún obstáculo real. Es aburrida, predecible, poco interesante. ¿Lo peor? Se supone que es una comedia y no estoy riendo. ¿Qué sucede?
El lobo de Wall Street es una película que me deja preguntándome qué pasó con el director de Taxi Driver. La película es ruidosa, molesta, exagerada y nada sutil. Los cortes son rápidos, la improvisación evidente, la trama poco interesante, el conflicto nulo y el mensaje muy perezoso. Pero, ¡hey!, quizá yo me estoy haciendo viejo. Quizá el nuevo cine me pasa por arriba de la cabeza.
En fin. Nada me gusta.