El jueves 4 de septiembre se inauguró en el Centro Estatal de las Artes Ensenada una exposición de arte que hay que ver. Tiene como título “Sombras de la identidad” y su creador es el artista japonés Teruaki Yamaguchi, quien lleva ya varios años en México, y actualmente da clase en la Facultad de Artes de la UABC. La invitación fue hecha por la artista Mariela Ortiz y dio como resultado una interesante exposición porque se trata, principalmente, de piezas en cerámica y trabajadas con una maestría pocas veces vista en la región.
Algunas de las piezas, específicamente la serie titulada “Tercer cuerpo”, fueron desarrolladas gracias a un apoyo del PECDA. Éstas son las que más llamaron mi atención. Se tratan principalmente de autorretratos del artista, con alteraciones que remiten a problemáticas vividas en su transición Japón-México. La pieza “Tercer cuerpo: cerebro” de 2014, por ejemplo, muestra un busto en actitud frustrada, con las palmas de las manos en la cabeza. Ésta última está calva, y puede verse cómo no posee cuero cabelludo ni cráneo, y observamos directamente el cerebro, que incluso ha logrado invadir los hombros y la espalda. Como un laberinto de pensamientos agobiantes que toman por asalto a todo el cuerpo.
“Tercer cuerpo: gatos” de 2013 muestra otro autorretrato, ahora invadido de felinos. Uno, en la cabeza, parece reemplazar al cerebro que en otras piezas es tan prominente. Además, diversos gatos se atisban en el torso y otras partes del cuerpo, dando la idea de que tal persona está poblada de gatos por dentro, con mucho orgullo.
“No-yo: box” de 2016 es una bella metáfora: unos guantes de box cuya superficie son cerebros. ¿Qué significa? Es posible que las ideas sean el arma más poderosa, o que son guantes para una batalla intelectual. Se presta para múltiples e interesantes interpretaciones.
Pero mi pieza favorita de la exposición es la titulada simplemente “No-yo”, donde se muestra un busto sobre un pequeño pedestal. La figura sin brazos se inclina hacia enfrente, y expresión corporal y rostro denota mucha tensión. De la cabeza explota el cerebro y se ramifica, buscando extenderse como una enredadera hacia múltiples direcciones. Toda esta pieza es una explosión: el rostro recibe un impacto, la cabeza se expande, el cuerpo busca seguir adelante. Una pieza como ésta contrasta y remite a escultura muy clásica, pero incorpora elementos posmodernos.
Todas las piezas de cerámica están exquisitamente trabajadas. Teruaki aprendió a trabajar este material cuando estudiaba su maestría en artes plásticas en la Universidad de Tsukuba, y le gustó la manera tan relajada com podía trabajarse, a diferencia de procesos con molde. Además, remite a tradiciones japonesas milenarias.
Hay muchas más piezas, también muy interesantes, pero como dije: hay que verlas. Los invito a que se den una vuelta a CEARTE y aprecien esta exposición que estará hasta el cuatro de octubre. En verdad vale la pena verse y disfrutarse de cerca.