Voy a defender un álbum que tiene una portada tan horrorosa como su reputación. Emerson, Lake and Palmer fue la primera super-banda del progresivo. Cuando se formaron en 1970, sus tres miembros provenían de bandas establecidas y reconocidas dentro del género. Su álbum debut inició una fructífera carrera musical que todavía se admira. Su álbum Love Beach, de 1978, es considerado como un pedazo de basura insertado en una discografía competente.
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¿Saben qué? Yo no opino así. No creo, por supuesto, que sea el mejor, pero tiene mucho qué rescatarse. Debemos entenderlo en contexto: Para finales de los setenta, la industria musical se comercializó muchísimo. La tendencia apuntaba hacia la música disco. Vendía muchísimo, por ejemplo los Bee Gees. Eso explica la portada de Love Beach, pero no la justifica. Por otra parte, la pomposidad del progresivo, con sus canciones de media hora y arreglos complicados, ya se veía dinosáurica a la luz de nuevas tendencias como el punk o el metal. Muchas bandas progresivas intentaron sobrevivir simplificando su música y de cierta manera “traicionando” a sus fans. Pocas corrieron con buena suerte (como Génesis): la mayor parte se quedó en el camino.
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Emerson, Lake and Palmer debían producir un álbum más para terminar su contrato de cinco discos, y al parecer en 1978 ya no se llevaban muy bien entre ellos. El resultado es desangelado, pero interesante. El disco consta de varias canciones aparentemente comerciales, escritas principalmente por Greg Lake. No son precisamente rockeras, pero tampoco caen descaradamente en el género disco. Díganme loco, pero si yo escucho esas canciones en el fondo mientras limpio mi casa, no me molestan. No son tan imaginativas, ni se comparan a lo que el trío hizo antes, ¡pero por favor! Hay discos horripilantes allá afuera. Recuerden siempre eso.
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Por otra parte, está la suite “Memoirs of an officer and a gentleman” que es una pieza supuestamente de veinte minutos. En realidad son cuatro canciones agrupadas bajo una misma temática. Una de ellas incluso cita el estudio no. 1 de Chopin. Eso le encantaba hacer a Keith Emerson: robar piezas clásicas e insertarlas en una canción de rock, y aquí vuelve a hacerlo en una balada romántica.
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La mejor canción del disco también es una adaptación de música clásica y se llama Canario. Está basada en un concierto para guitarra y orquesta de Joaquín Rodrigo. No puedo dejar de escucharla: Es ELP en uno de sus mejores momentos. Tienen una energía y vitalidad impresionante. En esta pieza Emerson brilla en los teclados. Lo único que duele es que dure tan solo cuatro minutos. ¿Cuántos discos pueden decir que tienen una canción excepcional? Muy pocos.
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Si le perdonamos la vomitiva portada y la falta de imaginación de algunas canciones, Love Beach es un disco bastante decente. Recordemos que casi todos los álbums de ELP tienen canciones de relleno como Tarkus o Trilogy. Hay discos peores en la discografía del trío como (en mi opinión) Works, vol. 2 (1977) o Black moon (1991).
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Sólo quería desahogarme al respecto. ¿A quién le importa la reseña de un disco “no tan malo” de 1978? En fin, nos vemos, seguiré en lo mío.