Gabriel García Márquez dijo que casi no usaba adverbios terminados en “mente”, porque son una salida fácil. Que cuando los evitaba, surgían mejores y más bellas formas de decir las cosas. Supongo que es una manía que le surgió naturalmente (obviamente, yo no la tengo). Al escribir, tendemos a favorecer nuestras palabras favoritas, y escondemos aquellas que nos producen asco, repulsión o que nos jugaron una mala pasada.
Yo odio la frase “se hizo añicos”. No me ofendió en ningún momento, solo carece totalmente de sentido. Se utiliza cuando algo se rompe en mil pedazos (prefiero esta última expresión). Perfecto, algo se hizo añicos… ¿Qué es eso?
Como pongo en la imagen, ni siquiera hay una definición en el diccionario. Sólo existe la definición del plural, y es: “Pedazos o piezas pequeñas en que se divide algo al romperse”.
Algo me molesta de la definición: Es tautológica. La palabra añicos sólo sirve para decir que algo se “hizo añicos”. Es su único uso posible.
¿Por qué no decir “pedacitos”? ¿Cuál es la ventaja de usar añicos?
Me molesta mucho esa palabra. Nunca la escribiré. Hoy tuve que hacerlo para explicarles esto, pero that’s it!